La única gran derrota de Carlomagno
En el anterior artículo vimos la composición étnica de Saraqusta «la Zaragoza musulmana», pero no profundizamos en ningún episodio histórico de relevancia que sucediera en esta época. En este artículo veremos el que quizás sea el evento más intrigante al que tuvo que enfrentarse esta ciudad, el asedio de Zaragoza del 778. Además también daremos los detalles de la épica pero oscura batalla que sucedió tras el asedio, «la batalla de Roncesvalles».
Los musulmanes en Francia
Tras la conquista musulmana de la mayor parte de la Península Ibérica, los musulmanes cruzan los Pirineos invadiendo la Septimania francesa y haciendo de Narbona la capital musulmana al norte de los Pirineos en el 720. En los años siguiente los valíes andalusíes, si bien no pudieron ampliar territorio más allá de los Pirineos, fueron capaces de realizar varios saqueos en el sur de Francia.
Obviamente los francos reaccionaron a estas agresiones. En aquella época los monarcas francos de la dinastía merovingia se habían convertido en títeres de los mayordomos de palacio, quienes eran los que realmente ejercían el poder. Uno de estos mayordomos de palacio, Carlos Martel, fue el que derrotando a los musulmanes en la llamada batalla de Poitiers del 732 paró la expansión musulmana hacia el norte.
La nueva dinastía nacida contra el Islam
Muerto Carlos Martel en el 741 d.C., el hijo de este Pipino El Breve heredó el cargo de mayordomo de palacio sirviendo de este modo durante una década al último rey merovingio Childerico III.
En el 750 el ambicioso Pipino envió unos diplomáticos a Roma los cuales iban cargados con una interesada pregunta: «¿Quién debe ser el rey de los francos: el que ejerce en la práctica la realeza o quien la ostenta nominalmente?» El Papa Zacarías contestó: «debe ser rey el que ejerce la realidad del poder». Con esta respuesta Pipino se sintió legitimado y bendecido para deponer a Childerico III y ceñirse la corona.
Fue Pipino el que reconquistó Narbona a los musulmanes en el 768 d.C. A la muerte de Pipino en el 751 sus hijos Carlomagno y Carlomán se repartirán el reino del padre. Carlomán murió en el 771 quedándose Carlomagno como el gobernante único de los francos.
Conspiraciones en Al-Ándalus
Al otro lado de los Pirineos, el omeya exiliado de Damasco Abderramán se proclamó emir de Al-Ándalus en el 756 d.C. pasando a ser políticamente independiente del califato abasí. Pero gran parte de la élite yemení que gobernaba en Al-Ándalus desde la conquista islámica se opuso al nuevo emir.
Tres de los yemeníes que se declararon en rebeldía contra el emir de Córdoba fueron los valíes de Barcelona, Zaragoza y Huesca. Uno de estos tres valíes, Sulayman, el de Barcelona, intentó conseguir el apoyo de los francos contra el emir.
En consecuencia viajó a Paderborn donde se hallaba Carlomagno reunido con los nobles francos. No poseemos ningún documento de la época que con exactitud nos diga lo que pactaron el valí de Barcelona y Carlomagno, pero si que ha habido historiadores contemporáneos que analizando ese contexto político han lanzando teorías al respecto.
Uno de dichos historiadores fue Ramón de Abadal el cual apuntó que seguramente el valí de Barcelona, representando también al de Zaragoza y Huesca, negoció con Carlomagno la creación de una especie de protectorado carolingio en Al-Ándalus que abarcaría desde los Pirineos hasta el Ebro.
El asedio de Saraqusta (778)
Para poder «independizar» la parte noreste de Al-Ándalus, Carlomagno marchó con dos ejércitos a España en el 778.
A principios del verano de ese año ambos ejércitos se encontraron en Zaragoza. Un ejército había llegado atravesando los Pirineos por la tierra de los vascones sometiendo en el camino a Pamplona y el otro había esquivado los Pirineos ladeando su parte oriental.
Habiendo rodeado Zaragoza, Carlomagno se llevó una ingrata sorpresa cuando le comunicaron que el valí de Zaragoza Hussayn ibn Yahva se negaba a abrirle puertas. Carlomagno en consecuencia sitió la ciudad por un tiempo sin ser capaz de tomarla.
Los Anales de Aniano informan que Carlomagno levantó el sitio de Zaragoza para ir a sofocar al norte una rebelión sajona. Eso sí, Carlomagno, habiéndose sentido traicionado por los musulmanes que le habían convocado, tomó como rehén a Sulayman.
La batalla de Roncesvalles (778)
Retornando a la tierra de los francos, el ejército de Carlomagno sufrió una terrible emboscada en los Pirineos en la que los atacantes salieron victoriosos.
Los cronistas de los francos intentaron maquillar los hechos calificando la derrota de «anecdótica» y poniendo como excusa la posición menos ventajosa en la que se encontraron cuando combatían.
Y es que los atacantes supieron planificar bien su emboscada. Atacando con armamento ligero cargaron desde una posición superior contra los francos los cuales portaban armamento pesado e impedimenta. Muchos de los soldados francos cayeron valle abajo.
Esa batalla ha sido un misterio para los historiadores por dos cuestiones. Por un lado no sabemos con certeza la identidad de los atacantes y por otro lado no sabemos con seguridad cual fue el lugar exacto de la batalla.
¿Atacaron los vascones o los sarracenos?
El cronista de Carlomagno Eginardo afirmó que fueron vascones los que atacaron estando irritados debido a que los francos les habían derribado las murallas de Pamplona en su paso por Hispania.
La identidad de los atacantes cambia si leemos la crónica escrita para el hijo de Carlomagno, Ludovico Pío. Según el escritor anónimo de esta crónica los atacantes fueron sarracenos.
Esa identidad sarracena se reafirmó en el Cantar de Roldán, el cantar de gesta de los francos que narra la trágica muerte del héroe Roldán a manos de los sarracenos y que además sirvió para maquillar con epicidad la gran derrota de Carlomagno en Hispania.
Actualmente la mayoría de los historiadores tienden a apuntar que fueron vascones. No obstante, la épica requería que esos atacantes fueran musulmanes, «la amenaza de la Europa cristiana».
La batalla de Roncesvalles ¿fue realmente en Roncesvalles?
La ubicación de la batalla ha sido también objeto de debate. Por un lado el códice Calixtino del siglo XII la ubica en el entorno de la localidad de Valcarlos (Luzaide en euskera).
En el Cantar de Roldán el choque ocurre en el lugar que da nombre a la batalla, Roncesvalles. En esta localidad tenemos el llamado «Silo de Carlomagno». Un templo funerario donde se piensa que fueron enterrados los francos que cayeron en combate.
El historiador Antonio Ubieto en cambio ubicó la batalla en el Valle de Hecho. Sus argumentos para defender esta localización eran varios. Allá había una calzada romana por la que podrían haber caminado los soldados.
En el Valle de Hecho además hay un paraje conocido como «la Corona de los Muertos» donde se encontró un enterramiento colectivo en el que se hallaron puntas de lanzas y herraduras. Según Ubieto allá pudo haber tenido lugar la batalla.
Lo que está claro es que la batalla tuvo que ser en alguna parte de los Pirineos. De hecho hay varias localizaciones en el Pirineo oscense que hacen referencia a Roldán. Quizás las más famosas de estas localizaciones son el Salto de Roldán y la Brecha de Roldán.
El salto de Roldán es un accidente geográfico compuesto de dos grandes moles pétreas. La tradición dice que el héroe franco de la batalla de Roncesvalles Roldán saltó de una mole hacia la otra huyendo de sus perseguidores.
Por otro lado la brecha de Roldán es un estrecho que el héroe pudo provocar al intentar destruir su espada Durandarte la cual no debía caer en manos de los sarracenos.
Bibliografía
Charles Martel Turns South. The Hammer’s Campaigns in Southern France 733-737
Abadal i de Vinyals, R., 1956. La Expedición de Carlomagno a Zaragoza en 778. Barcelona: L’Autor.
Jimeno Jurío, José María (2004). ¿Dónde fue la Batalla de «Roncesvalles»?. Pamplona: Pamiela..