«El batallador en Zaragoza»
En anteriores artículos hablamos de la Taifa de Zaragoza y de como fue protegida por Rodrigo Díaz de Vivar. En este trataremos la Reconquista cristiana de Zaragoza por el rey de Aragón en el 1118.
La Taifa de Zaragoza antes de la Reconquista cristiana
A lo largo del siglo XI, Zaragoza se erigió como la capital de un reino musulmán independiente. Para mediados del siglo XI, este reino no solo había consolidado su poder, sino que también se había expandido hacia la costa levantina. Sin embargo, para finales del siglo XI, los háyib (los reyes taifa de Saraqusta) no lograron contener el avance de los aragoneses, que presionaban desde el norte, y del Imperio almorávide, que atacaba desde el sur.
Para lograr la supervivencia de su reino, los háyib de Saraqusta adoptaron la estrategia de pagar parias (tributos) a los reyes cristianos vecinos, con el fin de que protegieran las fronteras de Saraqusta de los enemigos que la acechaban. A largo plazo, esta política dio lugar a una facción almorávide que prefería que Zaragoza formara parte del Imperio almorávide. Los súbditos que pertenecían a esta facción no querían seguir costeando las parias que el rey taifa de Saraqusta pagaba a los cristianos.
Esta facción solicitó la intervención de los almorávides, quienes se hicieron con el control de Zaragoza en el 1110, después de que el último rey taifa de la ciudad, Abd Al-Malik, huyera.
El Reino de Aragón antes de la reconquista cristiana de Zaragoza
Aragón emergió como un reino independiente tras el deceso del monarca Sancho III, conocido como «El Mayor» de Pamplona, en el año 1035. Fue Ramiro, hijo ilegítimo pero primogénito de Sancho III, quien heredó Aragón, un territorio que, hasta aquel entonces, había sido un condado bajo el dominio del reino paterno. Además, Ramiro incorporó los condados de Sobrarbe y Ribagorza a su reino tras la muerte de su hermano Gonzalo, antiguo conde de estos territorios.
En 1063, Ramiro I fue sucedido por su hijo Sancho Ramírez. Este, además de recibir el trono aragonés, fue reconocido por la nobleza de Pamplona como su rey tras el asesinato de su predecesor, Sancho IV Garcés, quien fue asesinado por su propio hermano.
Sancho Ramírez impulsó la expansión de su reino hacia el sur, logrando conquistar las ciudades de Graus, Monzón y Ayerbe. Durante una visita a Roma, Sancho Ramírez rindió homenaje al Papa Alejandro II, obteniendo así la legitimación pontificia de su corona.
En 1094, Pedro I, primogénito de Sancho Ramírez, ascendió al trono. Este monarca se distinguió por su conquista de Huesca tras la batalla de Alcoraz en 1096. La muerte sin herederos del rey Pedro I en 1104 abrió el camino para que su hermano Alfonso I se erigiera como el nuevo portador de la corona aragonesa.
Alfonso I «El Batallador». El hacedor de la Reconquista cristiana de Zaragoza.
La dominación almorávide de Zaragoza fue efímera, dado que en 1118, el rey Alfonso I inició el asedio de la ciudad. Este asedio no sólo fue llevado a cabo por los aragoneses, sino también contó con el apoyo de fuerzas navarras. Vale recordar que Alfonso ostentaba los títulos de rey de Pamplona y de Aragón.
Se unieron a esta causa varios francos, animados por el llamado a la cruzada pronunciado en el concilio de Toulouse para liberar Zaragoza. Según la crónica de Saint Maixent, participar en la conquista otorgaba beneficios espirituales. Estos mismos se podían obtener aportando económicamente a sufragar los gastos del asedio.
La figura francesa más destacada en la conquista de Zaragoza fue Gastón IV, vizconde de Bearne. Este noble había participado en la Primera Cruzada, en la cual se asedió y conquistó Jerusalén en 1099. Gastón IV sobresalió tanto en Jerusalén como en Zaragoza por su habilidad para construir máquinas de asedio, conocidas como «castillos rodantes».
Las fuerzas sitiadoras establecieron su campamento en lo que hoy conocemos como el barrio rural de Juslibol. Allí, los aragoneses repetían el lema «Deus lo Bol», una adaptación aragonesa de «Deus Vult», que significa «Dios lo quiere». El nombre actual de Juslibol es, de hecho, una derivación de «Deus Lo Bol».
El asedio se prolongó durante varios meses, desde mayo hasta diciembre de 1118. Aunque las máquinas de asedio utilizadas por los sitiadores eran impresionantes para su época, historiadores como Manuel Grau Montserrat señalan que fue el hambre lo que más influyó para conseguir la rendición de la ciudad.
El asedio de la Reconquista cristiana de Zaragoza
Poco duró la dominación almorávide de Zaragoza ya que en el 1118 el rey Alfonso I comenzó el asedio de la ciudad. En el asedio participaron no solo aragoneses, también lucharon huestes navarras. Recordemos que el rey Alfonso tenía el título de rey de Pamplona, además del de Aragón.
También se animaron algunos francos a participar en la conquista de Zaragoza. Y es que según la crónica de Saint Maixent en el concilio de Toulouse se había predicado una expedición cristiana para liberar la ciudad con los honores de cruzada. En consecuencia, participar en la conquista de Zaragoza premiaba con una serie de beneficios espirituales. Tales beneficios espirituales también se podían conseguir con una aportación económica que sufragaría los gastos del asedio.
El más célebre franco que participó en la conquista de Zaragoza fue Gastón IV, vizconde de Bearne. Dicho noble francés había participado en la Primera Cruzada en la cual se llegó a asediar y conquistar Jerusalén en el 1099. Gastón IV destacó tanto en Jerusalén como en Zaragoza construyendo máquinas de asedio conocidas como ”castillos rodantes”.
Las tropas se instalaron en el terreno que hoy en día ocupa el barrio rural de Juslibol. Allá los aragoneses repetían el lema «Deus lo Bol». Deus lo Bol era la versión en aragonés de «Deus Vult», es decir «Dios lo quiere». El nombre actual de Juslibol de hecho es una derivación de Deus Lo Bol.
El asedio duró varios meses, de mayo a diciembre del 1118. A pesar de que la maquinas de asedio que usaron los sitiadores imponían mucho en esa época, historiadores como Manuel Grau Montserrat apuntaron que el hambre fue el factor más determinante para lograr la rendición de la plaza.
La caída de la Zaragoza Musulmana
Alfonso I El Batallador pactó en el 1118 con notables musulmanes la rendición de Zaragoza. El rey aragonés acordó que los musulmanes podrían seguir viviendo en la ciudad siempre y cuando lo hicieran en los arrabales.
Los musulmanes en consecuencia construyeron su morería alrededor de la plaza de la Alfóndiga, hoy conocida como Salamero. El zoco de dicha morería se encontraba donde hoy se ubica la calle Azoque de la Zaragoza actual.
El centro amurallado de la ciudad fue ocupado por los reconquistadores cristianos y la Mezquita Mayor de Saraqusta se uso como base para construir la catedral que hoy en día conocemos como La Seo.
Entre los reconquistadores cristianos de Zaragoza hubo aragoneses, pero también navarros y occitanos. Para atraer más cristianos a la ciudad se promulgó el Fuero de Zaragoza (1119) que daba el estatus de infanzón a los nuevos habitantes de la ciudad. Adicionalmente se les otorgará el Privilegio de los Veinte (1129) que supuso que los zaragozanos pudieran por cuenta propia «capturar y castigar al malhechor» que les hubiera inferido un daño.
Entre 1124 y 1126 Alfonso I realizó una expedición contra el sur del Al Ándalus en la que consiguió convencer a unos diez mil mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán) de que se mudaran Zaragoza u otras partes de su su reino para que de este modo pudieran hacer vida en el reino de un rey con el que compartían la fe cristiana.
Referencias bibilográficas
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